Sin embargo, también existen desafíos significativos en la promoción de la protección animal en muchas partes del mundo. Las prácticas culturales arraigadas, como la caza y la pesca tradicionales, pueden entrar en conflicto con los ideales de bienestar animal, generando tensiones entre las comunidades locales y los defensores de los derechos de los animales.
Además, las diferencias económicas y de desarrollo pueden influir en la forma en que se tratan a los animales en diferentes sociedades. En las comunidades rurales y en países en desarrollo, donde el acceso a recursos y servicios básicos puede ser limitado, las necesidades humanas a menudo tienen prioridad sobre las preocupaciones de bienestar animal.